top of page
titi gris leucopus

Reseña Histórica

San Carlos vivía latentemente las consecuencias de los direccionamientos céntricos del país y esto se puede constatar con relatos como el de Carlos Olaya en su libro “Nunca más contra nadie” donde plasma que “ …el día anterior a las elecciones,  grupos de conservadores exaltados atacaron a machete y piedra la registraduría local, la botica y varios cafés, situación que fue denunciada por el delegado de la registraduría al gobernador del departamento, el 13 de junio de 1949, motivo por el cual solicitó el envío de fuerzas armadas para garantizar el orden. Con ese levantamiento, los conservadores pretendieron atemorizar a los liberales, que debieron permanecer encerrados en sus casas el día de elecciones. Al final, todos los concejales elegidos en esa jornada pertenecían al partido conservador”. (Olaya C. H., 2012)

Mientras en el país se iban constituyendo poco a poco los grupos armados y el conflicto empezaba a mutar a las disputas entre fuerzas militares y éstos, en  el oriente antioqueño se aceleraba la realización de tres megaproyectos: la construcción de la autopista Medellín- Bogotá, el Aeropuerto Internacional José María Córdoba y la instalación de las hidroeléctricas.

Para el caso de San Carlos este último proyecto mencionado cambiaría su configuración económica, cultural, social, ambiental y por lo tanto, su historia trascendentalmente; la llegada de más de 3300 trabajadores de diferentes lugares nacionales e internacionales y la inversión  de millonarias sumas de dinero era la antesala de una pérdida de cohesión social y el preámbulo al más cruento conflicto armado que haya vivido el municipio.

Fueron cerca de 2700 oriundos que fueron desplazados de sus tierras para la construcción de las hidroeléctricas, el primer exilio masivo y forzado que experimentaron los campesinos del municipio, denominado el desplazamiento negociado de cuya “negociación” podría describir muy bien el siguiente relato levantado por el Centro Nacional de Memoria Histórica en el libro “San Carlos, memoria del éxodo en la guerra”  “Nosotros vivíamos donde es el embalse que ahora es la represa Punchiná. Teníamos una finca por ahí cerquita y a papá le dijeron: “bueno nosotros le damos tanto por esa tierra” Él dijo “yo en eso no doy la finca” y entonces dijeron “ahí le queda inundada, eso va a quedar en represa, le estamos dando la oferta”. Supuestamente ellos daban la oferta pero era lo que ellos ofrecían, no había con quién negociar ni nada; es eso, ahóguense ahí, sálvese quien pueda. Él siempre resistió y resistió; cuando vio que todo el mundo vendió, ¿qué le tocó a él hacer? Vender, no nos podíamos quedar allá con el agua encima. (Testimonio de hombre adulto, San Carlos)” (Informe del grupo de memoria histórica)

Prácticas de opresión como esta se multiplicaron por el municipio, las cuales junto al alza de las tarifas energéticas fueron los detonantes de la creación de un fuerte movimiento social conformado por comerciantes, estudiantes, maestros y campesinos, llamado “Unión Cívica Municipal”. Este movimiento recogía los intereses y necesidades de los habitantes del municipio, por lo que gozaba de gran aceptación; así pues, la protesta social empezó a ser parte del espíritu Sancarlitano y en el pueblo se estructuró una figura contestataria. La región y el país vivían dinámicas parecidas, varios paros campesinos tuvieron cabida entre 1975 y 1980, por lo que la Unión Cívica Municipal decidió sumar fuerzas con los demás movimientos del Oriente, surgiendo así el reconocido “Movimiento Cívico”.

Para la época de los 80 el municipio aún seguía teniendo una clara dirección conservadora y la UNC comenzó a aparecer como una alternativa fuerte a esta hegemonía, además de convertirse en un espacio de denuncia de la corrupción local y de los incumplimientos de las  empresas energéticas, pero hoy es conocido que dichas acciones para esta época  eran causa de muerte y así fue; en 1983 fue asesinado Julián Conrado David, convirtiéndose en el primer líder asesinado del Movimiento Cívico del Oriente . Naturalmente el pueblo reaccionó con rechazo y vehemencia, causando una fuerte asonada al estilo del Bogotazo, pues sumió a sus calles en disturbios con incendios en el comando de Policía, de las oficinas de los Juzgados Municipales, del Comité de Cafeteros y del almacén municipal.  Este crimen fue atribuido al grupo paramilitar  MAS  en alianza a un diputado conservador, que trabajan en conjunto como lo expresa el historiador Carlos Olaya en la revista “Kavilando” “los grupos paramilitares se consolidaron con el apoyo de altas esferas del Estado, que colocaron en su mira todo aquel que se atrevía a cuestionar los malos manejos político-administrativos, bajo el estigma de que hacían parte de los grupos subversivos. La conjugación de esa alianza siniestra llevó al asesinato de Julián Conrado y del conjunto de  miembros del movimiento cívico de San Carlos y el oriente de Antioquia “.  (Olaya C. , 2013)

Después de este suceso, vinieron muertes sistemáticas de los integrantes del Movimiento Cívico hasta el punto de desaparecerlo; en la comunidad se comenzó a desquebrajar el tejido social, el odio reinó en el corazón de un pueblo que sufría con cada muerte de sus líderes y la desconfianza mezclándose con la incertidumbre hizo florecer deseos de venganza y destrucción. Por estos tiempos las “repúblicas independientes” se habían convertido en Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia  (FARC- EP) y junto a estas, otros grupos guerrilleros como el ELN empezaron a crecer, de hecho, fue éste último mencionado el que ingresó primeramente al municipio convocados por el punto geoestratégico de San Carlos, la importancia de sus generadores eléctricos –estas hidroeléctricas se convirtieron en las más importantes del país, al ser las de mayor capacidad instalada-  y el descontento de un pueblo dolido por la muerte de sus líderes.

De esta manera, el ELN cimentó un discurso de venganza por lo sucedido y en efecto comenzó a asesinar selectivamente a líderes conservadores de la época. Paulatinamente el territorio empezó a ser controlado por los grupos guerrilleros, las FARC -EP  también se asentaron en su plan de expansión nacional y en el decenio de 1986-1996 se implantó una hegemonía guerrillera, donde los habitantes del municipio se habituaron a convivir con ellos y a verlos como un tipo de autoridad. Durante estos tiempos se dieron  voladuras de torres de energía, asesinatos selectivos, secuestros y bloqueos de vías; mientras tanto en el país los grupos paramilitares  se iban nutriendo y también expandiéndose en el territorio nacional.

Fue en el año de 1997 cuando la desgracia total se declaró, la guerrilla cambió sus objetivos estratégicos pasando de una guerra de guerrillas a consolidar una guerra de movimientos, implicando la lucha por la expulsión del poder del Estado y la soberanía sobre los territorios.  A su vez el paramilitarismo reunía todas sus fuerzas para tomarse el oriente antioqueño, la revista “verdad abierta.com” data de una macabra orden: “por cada torre de energía que derribe la guerrilla, serán asesinados diez campesinos en el oriente antioqueño”. (anonimo, 24 noviembre, 2011)

La deslegitimación del valor de la vida a partir de éste momento se convirtió en el lápiz de sangre que escribió la más desgarradora historia de un terruño condenado por su riqueza. La pérdida de identidad territorial, la fracturación de la cohesión social, la sed de venganza por los líderes caídos, la desconfianza en el prójimo y la opresión de un pueblo sin un horizonte claro, cimentó el​ escenario perfecto para la permeación de la maldad humana, transformando a sus propios pobladores en actores que alimentaban la muerte de sus hermanos.

​​

La guerra pasó por San Carlos y sacó a florecer  las aberraciones más repudiables del hombre; apenas con cifras se puede llegar a entrever un acercamiento del terror vivido en las montañas antioqueñas. Fueron 17.724 personas desplazadas, 32 masacres con centenares de muertos, más de 156 desapariciones y 78 personas víctimas de minas, múltiples torturas  y secuestros, bombas y violaciones; todas las maneras de atentar contra los derechos humanos en sólo 7 años, en un pequeño territorio tan hermoso pero tan desgraciado.

​​

san carlos antioquia violencia
san carlos antioquia guerra

No obstante, dentro de la oscuridad vivida resplandecían acciones valerosas por la recuperación de la paz en el territorio; los maestros que se quedaron para enseñar, los artistas que no paraban de denunciar y resguardar a los jóvenes, los campesinos que seguían cultivando el alimento, los transportadores que arriesgaban su vida en cada viaje y un puñado de resistentes, fueron los héroes encarnados que con la muerte encima se soñaban un territorio libre, pacífico y tranquilo. Dentro del conflicto, acciones simples como el siguiente testimonio eran hazañas que demostraban la resistencia y enfrentaban a los mercenarios, enviando señales a los pocos pobladores que quedaban en el municipio sobre lo posible de la recuperación de la tranquilidad : “todas las noches jugábamos bingo, siempre pasaban los armados y hacían entrar a la gente y, como les dije ahorita, mi abuelita nos decía que no, que nos quedáramos ahí, nos quedábamos ahí” (Testimonio de hombre joven, taller de gestores de memoria, San Carlos, 2010). (Informe del grupo de memoria histórica)

​​

Paulatinamente acciones colectivas se fueron vinculando para liberar al municipio; múltiples chocolatadas y reuniones sobre el parque principal en los toques de queda, el desminado artesanal de los resistentes para que sus paisanos volvieran, un arraigo inmenso de los que se desplazaron y la entrega de los paramilitares en 2005 fueron factores que permitieron el retorno al municipio. Era tanto el amor y la resiliencia  de los oriundos de esta bella tierra, que empezó a florecer la esperanza de reconstruir, de volver a articular la cohesión social, de recuperar la confianza en el otro, de perdonar y reconciliarse con el ofensor, de construir una nueva identidad territorial y de caminar unidos en busca de desarrollo colectivo. Sería falso decir que lo hemos conseguido, después de 13 años seguimos intentándolo, con muchas problemáticas sí, pero grandes resultados como podría verse en el creciente retorno, la declaración como primer municipio libre de minas y múltiples actos de felicidad que se pueden sintetizar en el siguiente relato: “38 buses llenos a reventar de población desplazada entre campesinos, estudiantes, comerciantes, funcionarios, el que fuera se montó en esos buses y nos fuimos. Nos fuimos un sábado para retornarnos un lunes, el puente no más, las fiestas del agua. Pues no creyó cuando esos 38 buses pasaron por Guatapé retumbando trompetas y toda la gente y ese alcalde; ahí paramos un minutico porque dentro del esquema de seguridad que habíamos planeado era parar un momento en el malecón que la gente no se bajara pero que se estirara… de todas maneras fue lo primero que se hizo en el Oriente de retomar eso sí, lo podríamos decir así, en cierta medida, retomamos nuevamente como el protagonismo de lo social. Bueno, volvemos por nuestro pueblo y por el pueblo que pasábamos dejábamos ese mensaje. En San Rafael no creían, en San Rafael sacaban pitos, nos tiraban aleluyas… Bueno, pues cuando llegamos a San Carlos nos estaba esperando una caravana allá en La Chirria, nos estaban esperando caballos, motos, carros, bicicletas y arranca ese jolgorio de ahí para el pueblo, y entramos a la primera bomba del pueblo y era la gente a este lado y a este lado con ollas, tapas, pitos, aleluyas y todo el mundo en una sola lágrima, llorando, el que venía en el bus y el que estaba en el pueblo, impresionante, se fue la primera... de allí en adelante, marcamos la diferencia entre empezar a volver y el que salió . Entonces, ese es un momento histórico”. (Testimonio en grupo de enfoque con miembros de TESODI en Medellín, 2010). (Informe del grupo de memoria histórica)

Quisiera finalizar con lo que líneas atrás insinuaba, después de tantos años aquí seguimos intentándolo, construyendo en medio de las diferencias ese gran tejido social que fue tan fracturado pero que hoy se nos llena de esperanza con cada campesino que vuelve a sembrar, con cada artista que crea la magia en sus calles, con cada profesor y estudiante que le apuesta a la educación, pero sobre todo con la resiliencia de una tierra promisoria.

 

 

Referencias:

(s.f.). anonimo. (24 noviembre, 2011). Así vivieron el conflicto armado en San Carlos, Antioquia. verdadabierta.com.

Braudel, F. (2009 ). El Mediterráneo. El espacio y la historia. Pag. 9. México: Colección Popular.

Cosoy, N. (24 agosto 2016). ¿Por qué empezó y qué pasó en la guerra de más de 50 años que desangró a Colombia? BBC Mundo.

Informe del grupo de memoria histórica. (s.f.). San Carlos, Memorias del éxodo en la guerra. Taurus.

Olaya, C. (2013). Julián Darío Conrado David. Un ejemplo de dignidad. Asesinado en Octubre de 1983. Kavilando.

Olaya, C. H. (2012). Nunca más contra nadie, ciclos de violencia en la historia de San Carlos, un pueblo devastado por la guerra. Cuervo Editores.

Ospina, W. (1997). Donde esta la franja amarilla? Bogota: norma.

san carlos
bottom of page